sábado, 29 de diciembre de 2012

Ya ha ocurrido.

"Hace tiempo que leí que con 50 años habremos conocido a lo largo de nuestra vida a unas 20.000 personas. Haciendo una regla de tres , obtuve que un joven de 17 años habría conocido aproximadamente a 6800 personas. Pongamos que la mitad de esas personas, es decir 3400 son hombres y la otra mitad mujeres. Y supongamos que de esos 3400 solo 1/3 están dentro del margen de edad en el que se incluyen a todas las personas con las que podríamos tener una relación. Es decir, descartamos 2/3, donde se encontrarían aquellas personas de las que nunca podríamos enamorarnos: familiares cercanos, ancianos, niños pequeños... Nos queda el siguiente número 1133,333 pero redondeando pongamos unas 1000. De esta manera, la probabilidad de que la persona de la que uno se enamora sea precisamente la persona que se enamora de uno, es según las matemáticas (1/1000) x (1/1000) , lo que es igual a una posibilidad entre un millón. Así que si se diera esa improbable situación de poder estar con la persona que quieres, si el destino ignorase 999.999 opciones y convirtiera esa única probabilidad que había entre un millón, en un hecho, en una realidad, ¿qué sentido tendría no aprovecharla, qué más da lo que venda luego, qué importa lo complicada que sean las circunstancias? Si lo más difícil, lo que tenía una sola posibilidad entre un millón de ocurrir, ya ha ocurrido."

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