En cada parada
espero que vengas a buscarme.
Que aparezcas,
de casualidad,
aunque yo vaya a lugares
donde sé que podría encontrarte.
Alegrarme por no llegar a verte,
y llorar, de nuevo, por no hacerlo.
Creo que jamás entenderé
como en tan poco
dejaste tanto en mí.
Dejaste parte de ti en mí
y ahora no puedo dejarla.
Ya estoy harta de sentirte,
de verte
y no tocarte
ni besarte,
aunque no sepa
como sabes.
La idea de
“todo lo que podríamos haber sido y no
fuimos”
recorre cada día mi cabeza
pero éramos unos críos
y entonces el amor
era solo un juego.
Juego que tú acabaste
y que yo acabé creyendo.
Con el tiempo
todo se olvida
pero nunca
llegaste a ser mi todo,
y así nunca
llegaré a olvidarte.
Y es que es extraño,
aquello no significó nada,
para ti,
y piensas que
para mí tampoco.
Tengo miedo de hablar,
saldrá mi tristeza
y no quiero torturarme
(aún más,
ya lo hago cada noche).
Desde entonces,
esta chica solo busca
a otro como tú,
sin éxito alguno,
porque no existe.
Ni siquiera te encontraría
en ti mismo,
no sigues siendo el mismo
y yo vivo de un recuerdo
que ya no existe.
Sé que no sirven de nada
estas cuatro palabras
aquí escritas
pues el tiempo
ha pasado
y tú
me has olvidado.
No nos vemos,
no hablamos
pero el día que dejes
a tus ojos hablar por ti
sabes que aquí
seguiré esperando.
Mientras tanto,
seguiré soñando contigo
cada noche (porque lo hago).
Seguiré esperándote
en los rincosnes
e yéndote a buscar a las estaciones.
Seguiré leyendo cada palabra (y cada
mirada)
que escribes.
Seguiré creyendo
que volverás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario